El anillo del rey Salomón le fue entregado por el Arcángel Miguel, el cual le dijo: “Toma este anillo, rey Salomón, hijo de David, el regalo que el Señor Dios te ha enviado, dominarás el mundo y subyugarás a todos los demonios.”
El sello de Salomón es uno de los “amuletos” más antiguos y poderosos que se conocen.
Según el apócrifo Testamento de Salomón, el anillo estaba formado por dos triángulos entrelazados, que forman una estrella de 6 puntas, más conocida como la «Estrella de David», que contenía grabado el Nombre Divino de Dios (Tetragrámaton), que le daba poder y dominio.
Gracias a él, Salomón consiguió dominar el mundo de los espíritus y subyugar a demonios con lo que pudo llevar a cabo la gran empresa de construir el Templo de Jerusalén.
Al llevarlo con nosotros nos da el poder de saber separar el bien del mal, lo positivo de lo negativo. En el anillo encontramos diferentes símbolos grabados, van todos sueltos, al igual que nuestras vidas y nuestros sentimientos. Los guías espirituales que están representados en los dos ángeles que aparecen en el anillo sujetando la estrella de David, serán ordenados para la construcción de nuestras vidas en base al bien y la justicia. El anillo infunde buen juicio a la persona que lo lleva, recordando que el rey Salomón fue un juez justo y sabio. Nos ayuda a establecer alianzas, bien sea con otras personas o con nuestros deseos, y siempre encaminándolo al bien justo. Este anillo se cree que fue guardado en el Santo Santuario, en el Arca de la Alianza tras la muerte del Rey Salomón.
El anillo refleja el orden cósmico, los cielos, el movimiento de las estrellas en sus esferas propias, y el flujo perpetuo que se establece entre el cielo y la tierra, entre los elementos aire y fuego. El Sello, por lo tanto, simboliza la sabiduría sobrehumana.
